Elon Musk siyasette: Trump'ın “Dark MAGA”sının en büyük sözcüsü

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Elon Musk no es un millonario común. Ni siquiera lo son sus compañías, en las que apostó por mercados antes que fueran un nicho atractivo. Su estilo e imagen pública tampoco lo son. A diferencia de los discretos empresarios, que cuidan cada una de sus palabras para no dañar su reputación ni la de sus marcas, Musk habla sin filtro sobre lo que cree, incluso cuando es controversial. Por ello, su aparición en la política estadounidense ha sido lejana a la convención.

Si otros millonarios apoyan a su candidato predilecto desde las sombras, con donaciones millonarias, pero con escasos pronunciamientos públicos, Musk hace ruido. Y desde julio ha hecho mucho ruido a favor de un candidato que tampoco ha sido convencional: Donald Trump. Musk ha entregado 75 millones de dólares a la campaña de Trump, de acuerdo con la organización no partidista OpenSecrets. Además, ha aparecido ya en varios mitines del republicano, en los que se define como el representante del Dark MAGA (Hacer a Estados Unidos grande de nuevo), una inclinación más radical de la política nacionalista de Trump. A pesar de que otros millonarios han dado más dinero a la campaña de Trump, la repercusión de Musk puede ser mucho más valiosa, ya que su presencia casi omnipresente en X, la red social antes conocida como Twitter de la que es dueño, le da un nivel de influencia que ningún otro empresario tiene. “Elon Musk como figura política representa un arquetipo moderno de poder, de influencia”, dice José Manuel Urquijo, consultor y estratega político, en entrevista con Expansión. El propietario de Tesla, de 53 años, es una representación perfecta de la política estadounidense, en el que los políticos más tradicionales, como el presidente Joe Biden, han sido obligados a ceder su espacio. “Hoy por hoy ya no tenemos como tal los políticos tradicionales estadounidenses que eran todo seriedad, todo formalidad, sino que hoy tenemos estilos de liderazgo político que obedecen también a los nuevos tiempos y a las nuevas sociedades modernas que tenemos”, dice Urquijo, director de la agencia de comunicacion Sentido Común Latinoamérica, y asegura que el propio Trump, con su estilo grandilocuente, tampoco entra del todo en la definición tradicional de la política.


Un cambio paulatino Musk no siempre fue cercano a Trump. En 2016, llamó a votar en su contra e incluso llegó a dar respaldos a algunos políticos demócratas. Mercedes Baltazar, fundadora de la firma de consultoría Meraki México, asegura Musk es el mejor ejemplo de algo que ha sucedido en el mundo de los millonarios tecnológicos. “Hasta los últimos cinco años, (Musk) había pertenecido como a esta idea de millonarios de Silicon Valley que no tienen un compás político. Incluso se les catalogaba como que iban más allá del propio país en el que estaban, Estados Unidos, y que estaban dispuestos a moverse, y que era como esta libertad a ultranza, porque al final, pues, él se ha definido desde siempre como un libertario, pero como políticamente moderado”, dijo Baltazar. Ya entonces Musk había comenzado a usar su poder de cabildeo para conseguir cambios que beneficiaran a su empresa. Baltazar recuerda que intentó que un juez de distrito en Texas —estado en el que está instalada una de sus Gigafábricas de Tesla— bloqueara una regulación medioambiental. Sin embargo, poco a poco Musk comenzó a mostrar un perfil mucho más político e ideológico mientras el tiempo pasó. “Combina además la evolución de su personalidad, en la que pasó de ser un billonario provocador, primero en términos de innovación, a volverse provocador también en términos de principios y en términos de valores”, dice la consultora. Dinero a manos llenas
El dueño de Tesla ha compartido en X y en otros espacios mensajes en contra de la “ideologia de género”, a favor de la familia tradicional, en contra de la inmigración, entre otros temas. En 2023, aunque ya era cercano a la política conservadora estadounidense, el hombre más rico del mundo brindó su apoyo al gobernador de Florida, Ron DeSantis, para convertirse en el candidato presidencial del Partido Republicano. Una transmisión en X llena de errores técnicos marcó el inicio de una campaña que fracasó. El gran cambio sucedió el 13 de julio de este año. Ese día, un tirador trató de asesinar a Donald Trump durante un mitin en Pensilvania. Pocos minutos después, Musk publicó en X una imagen del magnate inmobiliario con el puño en alto y la cara manchada de sangre en la que anunciaba que apoyaría su carrera a la Casa Banca. Desde ese momento, el rol de Musk en la campaña ha sido protagónico. Ha sido elogiado por los conservadores en sus mítines mientras responde a preguntas sobre inteligencia artificial, regulación gubernamental, robots sensibles y vacunas. También suele hacer una serie de afirmaciones falsas sobre fraude electoral, algunas de las cuales se hacían eco de las realizadas por Trump en los últimos cuatro años. Musk no ha sido tradicional ni siquiera a la hora de destinar recursos a la campaña. Ademas de hacer donaciones a la campaña de Trump por medio de un grupo de acción política (PAC) llamado America PAC desde la primavera, el dueño de SpaceX ha usado de otras maneras su dinero para influir en la elección.

El sábado, Musk sorprendió a un grupo de 1,500 personas en una iglesia no confesional de Harrisburg, la capital de Pensilvania, cuando anunció que iba a regalar un millón de dólares. El primer ganador fue John Dreher, que se apresuró a subir al escenario con una característica gorra roja de MAGA, bombeando los brazos en el aire. El domingo, Musk entregó otro cheque de un millón de dólares a Kristine Fishell, que parecía atónita cuando se pronunció su nombre y subió al escenario con una camiseta roja de Trump. “Muchas gracias por… Quiero decir que realmente creo todo lo que estás haciendo, de verdad. No necesitas estar haciéndolo, sé que muchos de nosotros sentimos lo mismo”, dijo Fishell. Musk explicó que los ganadores se eligen al azar, pero deben haber firmado su petición y estar registrados como votantes en los estados más disputados que decidirán las elecciones de noviembre, como Pensilvania, Georgia y Arizona. Sus folletos han suscitado dudas legales. De hecho, este jueves compareció ante el Departamento de Justicia por estos hechos.

Una relación ganar-ganar La relación de Musk y Trump ha sido virtuosa para ambos, pero quizás el más beneficiado ha sido el propio candidato, quien ha ganado el apoyo de un hombre que ha sabido vender la imagen de su éxito personal mejor quizás que hasta él, quien saltó a la fama gracias a su imagen de empresario inmobiliario rico.
“Este tipo de personajes, como Elon Musk, les hace bajar un poco esa percepción de que son conservadores de la era de la prehistoria, al Elon Musk representar el cambio, representar la innovación, representar el desarrollo, cuando tú los pones con estas figuras un poco se nubla esa visión que tenemos de ellos de que son conservadores ciegos”, explica Urquijo. Tanto Trump como Musk venden la imagen de que la imagen del sueño americano es posible y que ser millonario, como ellos lo son, solo es una cuestión de esfuerzo, a pesar de que ambos son herederos de importantes fortunas que les permitieron crecer. Musk “significa como la promesa y la cúspide del sueño americano en una siguiente generación”, dice Baltazar. “Como esta persona que nació en Sudáfrica, pero que a partir de ser un genio y un maestro de los negocios. Es como este héroe sin capa y se está aprovechando de eso”. Además, Musk está en una buena racha empresarial. Los reportes trimestrales de Tesla han mostrado resultados mejores a los esperados y SpaceX ha obtenido logros técnicos que maravillan a los amantes de la industria aeroespacial. “Siempre la realidad le da credibilidad al discurso”, dice Urquijo, quien considera que sin esta buena racha, difícilmente sería tan bien recibido por la campaña republicana. Musk, en cambio, no solo gana una mayor credibilidad como agente político, sino como empresario. Sus empresas tienen contratos con el gobierno estadounidense. Ademas, ha defendido la desregulación comprensiva en sectores como el automotriz y el aeroespacial, donde tiene sus mayores intereses.

Un riesgo para la libertad de expresión
Si es reelegido, Trump promete nombrar a Musk jefe de una comisión de eficiencia gubernamental, un trabajo que Musk promete que ayudará a librar al país de regulaciones que él considera malas para la economía y disuasorias para los negocios. Elon Musk se ha autodenominado un defensor de la primera y la segunda enmiendas de la Constitución de Estados Unidos. La última protege el derecho a la posesión de armas para la defensa propia, mientras que la primera defiende la libertad de expresión. Para Vladimir Chorny, abogado de la organización R3D, Musk utiliza un discurso que se parece al de algunos políticos de derecha autoritaria: enarbolar la defensa de un derecho para poder limitarlo. Un ejemplo claro de esto es la manera en la que ha cambiado la moderación de contenido de X, donde los mensajes a favor de Trump y su agenda antiinmigrante y conservadora están más presentes. “Usa la bandera de la libertad para silenciar ciertos discursos dentro de la plataforma, para silenciar a personas usuarias, incluso para llevar a cabo bloqueos de cuentas de usuarios que en el caso de Estados Unidos estarían más relacionados con el Partido Demócrata o simpatizantes del Partido Demócrata y amplificar la voz de usuarios o políticos de la derecha o del Partido Republicano, que son acordes al discurso que él defiende”, dice Chorny.

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